! Advertencia! Los Bomberos enfrentan el riesgo de morir a
causa de afecciones cardiovasculares que
pueden prevenirse.
Luego de Desafió de Habilidades Bomberiles y de hablar con compañeros sobre su experiencia, se me despertó la duda sobre como los factores a los que estamos expuestos nos pueden afectar, fue así que llegue a un informe publicado por el Instituto Nacional para la Seguridad Ocupacional ( NIOSH por sus siglas en ingles).
Introducción
La muerte cardiaca repentina es la causa más común de muertes
entre los bomberos. En el 2005, la Asociación Nacional de Protección contra
Incendios (NFPA, por sus siglas en inglés) reportó que el 44% (440/1006) de las
muertes de bomberos en el trabajo durante el periodo de diez años de 1995 a
2004 se debió a muerte cardiaca repentina [Fahy 2005]. En 308 (70%) de esas 440
muertes, la NFPA pudo obtener algo de información médica (p. ej., el
certificado de defunción o examinación post mórtem) acerca de los fallecidos.
Ciento treinta y cuatro (44%) de los 308 fallecidos tenían arteriopatía
coronaria (CAD, por sus siglas en inglés) previa conocida, según lo determinado
por un ataque al corazón, una cirugía de derivación coronaria o procedimientos
de angioplastia (colocación de stents).
Antecedentes
Las arteriopatías
coronarias entre los bomberos se deben a una combinación de factores personales
y del lugar de trabajo. Los factores personales son bien conocidos: edad, sexo,
antecedentes familiares, diabetes, hipertensión, tabaquismo, colesterol alto,
obesidad y falta de actividad física [AHA 2007]. No tan conocido, sin embargo,
es el hecho de que los bomberos están expuestos en su lugar de trabajo a
factores que se asocian con resultados cardiovasculares adversos. Los
departamentos de bomberos tienen la responsabilidad de implementar programas
eficientes de prevención de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares
en el lugar de trabajo.
Efectos cardiacos y cardiovasculares asociados
con el humo de los incendios
El humo de un incendio
es una mezcla compleja de gases, vapores y partículas calientes. La composición
del humo se determina no solo por el combustible del incendio, sino también por
las condiciones que presenta el fuego (p. ej., la disponibilidad de oxígeno, la
temperatura, etc.) [Kulig 1991; Levin 2005]. Aunque se encuentran cientos de
productos de descomposición, dos de los gases más comunes y conocidos que
tienen efectos cardiovasculares son el monóxido de carbono y el cianuro de
hidrógeno.
Monóxido de carbono
El monóxido de carbono, un derivado de la combustión incompleta, está presente en prácticamente todos los ambientes de incendio. Algunos estudios han cuantificado la exposición de un bombero durante varias fases de la extinción de un incendio [Gold 1978; Brandt-Rauf 1988; Jankovic 1991]. Se han documentado altas concentraciones de monóxido de carbono no solo durante la extinción, sino también durante la revisión que es cuando los bomberos a menudo se quitan los equipos de respiración autónoma (ERA) [Bolstad-Johnson 2000]. Si se inhala, el monóxido de carbono interrumpe el transporte de oxígeno por la sangre y su uso intracelular [Ernst 1998]. Esta hipoxia resultante puede causar lesiones miocárdicas [Satran 2005].
El monóxido de carbono, un derivado de la combustión incompleta, está presente en prácticamente todos los ambientes de incendio. Algunos estudios han cuantificado la exposición de un bombero durante varias fases de la extinción de un incendio [Gold 1978; Brandt-Rauf 1988; Jankovic 1991]. Se han documentado altas concentraciones de monóxido de carbono no solo durante la extinción, sino también durante la revisión que es cuando los bomberos a menudo se quitan los equipos de respiración autónoma (ERA) [Bolstad-Johnson 2000]. Si se inhala, el monóxido de carbono interrumpe el transporte de oxígeno por la sangre y su uso intracelular [Ernst 1998]. Esta hipoxia resultante puede causar lesiones miocárdicas [Satran 2005].
Cianuro de hidrógeno
El cianuro de hidrógeno se forma en combustiones incompletas de sustancias que contienen carbono y nitrógeno (p. ej., papel, algodón, lana, seda, plásticos, etc.). El cianuro de hidrógeno ha sido detectado con frecuencia en incendios estructurales y sus niveles exceden los límites de exposición establecidos [Jankovic 1991; Brandt-Rauf 1988; Gold 1978]. Al igual que el monóxido de carbono, el cianuro de hidrógeno interrumpe el uso intracelular del oxígeno lo que causa hipoxia intracelular, con manifestaciones cardiacas [Purser 1984].
El cianuro de hidrógeno se forma en combustiones incompletas de sustancias que contienen carbono y nitrógeno (p. ej., papel, algodón, lana, seda, plásticos, etc.). El cianuro de hidrógeno ha sido detectado con frecuencia en incendios estructurales y sus niveles exceden los límites de exposición establecidos [Jankovic 1991; Brandt-Rauf 1988; Gold 1978]. Al igual que el monóxido de carbono, el cianuro de hidrógeno interrumpe el uso intracelular del oxígeno lo que causa hipoxia intracelular, con manifestaciones cardiacas [Purser 1984].
Materia Particulada
Los bomberos tienen una gran exposición a materia particulada del humo de un incendio durante la extinción [Treitman 1980; Brandt-Rauf 1988]. Estudios hechos en la población general parecen indicar que la materia particulada, como componente de la contaminación del aire, tiene efectos cardiovasculares [Brook 2004]. Por ejemplo, la reiterada y prolongada exposición a concentraciones elevadas de materia particulada ha sido asociada con la mortalidad cardiovascular, y el comienzo y evolución de la ateroesclerosis [Dockery 1993; Pope 2002, 2004]. Además, la exposición corta a partículas finas ha sido asociada con el desencadenamiento de ataques cardiacos, en particular entre personas con enfermedades cardiacas prexistentes [Peters 2001; Pope 2006]. Estas conclusiones tienen implicaciones para el cuerpo de bomberos dada la exposición de sus miembros a la materia particulada del humo de incendios [Treitman 1980].
Los bomberos tienen una gran exposición a materia particulada del humo de un incendio durante la extinción [Treitman 1980; Brandt-Rauf 1988]. Estudios hechos en la población general parecen indicar que la materia particulada, como componente de la contaminación del aire, tiene efectos cardiovasculares [Brook 2004]. Por ejemplo, la reiterada y prolongada exposición a concentraciones elevadas de materia particulada ha sido asociada con la mortalidad cardiovascular, y el comienzo y evolución de la ateroesclerosis [Dockery 1993; Pope 2002, 2004]. Además, la exposición corta a partículas finas ha sido asociada con el desencadenamiento de ataques cardiacos, en particular entre personas con enfermedades cardiacas prexistentes [Peters 2001; Pope 2006]. Estas conclusiones tienen implicaciones para el cuerpo de bomberos dada la exposición de sus miembros a la materia particulada del humo de incendios [Treitman 1980].
Efectos cardiacos y cardiovasculares asociados
con el entorno de trabajo
Aumento de frecuencia cardiaca y esfuerzo físico
intenso
Los bomberos pasan una parte importante de la jornada laboral descansando o haciendo trabajos livianos en la estación. Sin embargo, la alarma puede sonar en cualquier momento y se espera que los bomberos se trasladen rápidamente al lugar del incidente. Los bomberos reaccionan a estas llamadas de emergencia con un aumento de la frecuencia cardiaca debido, probablemente, a un alza repentina en la actividad del sistema nervioso simpático (p. ej., la respuesta de huida o lucha) [Barnard 1975; Kuorinka 1981]. A menudo, el aumento de la frecuencia cardiaca persiste a través de las actividades de extinción de incendios. Se trata de un hallazgo que no sorprende dado el gran esfuerzo físico que demanda combatir un incendio estructural [Lemon 1977; Hurley 1980; Manning 1983; Guidotti 1992; Smith 1995]. Se sospecha que el patrón de periodos sedentarios interrumpidos por aumentos repentinos de catecolaminas y esfuerzos físicos intensos pone a los bomberos en un riesgo mayor de ataques cardiacos agudos. Estudios epidemiológicos hechos en la población general muestran que a veces un esfuerzo físico intenso precede y desencadena inmediatamente el comienzo de los ataques cardiacos agudos y la muerte cardiaca repentina [Willich 1993; Mittleman 1993; Siscovick 1984; Tofler 1992; Albert 2000].
Los bomberos pasan una parte importante de la jornada laboral descansando o haciendo trabajos livianos en la estación. Sin embargo, la alarma puede sonar en cualquier momento y se espera que los bomberos se trasladen rápidamente al lugar del incidente. Los bomberos reaccionan a estas llamadas de emergencia con un aumento de la frecuencia cardiaca debido, probablemente, a un alza repentina en la actividad del sistema nervioso simpático (p. ej., la respuesta de huida o lucha) [Barnard 1975; Kuorinka 1981]. A menudo, el aumento de la frecuencia cardiaca persiste a través de las actividades de extinción de incendios. Se trata de un hallazgo que no sorprende dado el gran esfuerzo físico que demanda combatir un incendio estructural [Lemon 1977; Hurley 1980; Manning 1983; Guidotti 1992; Smith 1995]. Se sospecha que el patrón de periodos sedentarios interrumpidos por aumentos repentinos de catecolaminas y esfuerzos físicos intensos pone a los bomberos en un riesgo mayor de ataques cardiacos agudos. Estudios epidemiológicos hechos en la población general muestran que a veces un esfuerzo físico intenso precede y desencadena inmediatamente el comienzo de los ataques cardiacos agudos y la muerte cardiaca repentina [Willich 1993; Mittleman 1993; Siscovick 1984; Tofler 1992; Albert 2000].
Estrés causado por el
calor
El estrés y las enfermedades causadas por el calor son peligros reconocidos del combate contra los incendios. La extinción de incendios puede elevar la temperatura corporal produciendo transpiración y pérdida de líquidos, lo cual puede causar cambios de electrolitos en suero, menor volumen sistólico (el volumen de sangre impulsado durante cada contracción del corazón), o menor gasto cardiaco [Rossi 2003; Smith 2001; Costrini 1979]. Se ha reportado que el golpe de calor aumenta el riesgo de isquemia miocárdica, arritmias y alteraciones de la conducción cardiaca [Akhtar 1993].
El estrés y las enfermedades causadas por el calor son peligros reconocidos del combate contra los incendios. La extinción de incendios puede elevar la temperatura corporal produciendo transpiración y pérdida de líquidos, lo cual puede causar cambios de electrolitos en suero, menor volumen sistólico (el volumen de sangre impulsado durante cada contracción del corazón), o menor gasto cardiaco [Rossi 2003; Smith 2001; Costrini 1979]. Se ha reportado que el golpe de calor aumenta el riesgo de isquemia miocárdica, arritmias y alteraciones de la conducción cardiaca [Akhtar 1993].
Exposición al ruido
Las exposiciones al ruido que enfrentan los bomberos son obvias: sirenas, bocinas de aire, motores diésel y el rugido propio del incendio de una gran estructura. Durante operaciones de emergencia, se han medido niveles de ruido que superan los 120 decibelios [Tubbs 1995]. Estudios en grupos comunitarios y ocupacionales encontraron una asociación entre la exposición al ruido y la hipertensión, y posiblemente un vínculo con la enfermedad cardiaca isquémica [Van Kempen 2002; Davies 2005; Willich 2006; McNamee 2006]. Es importante resaltar que la exposición de los bomberos a los ruidos (de corta duración, alta intensidad) difiere de aquella estudiada en los grupos comunitarios y otros grupos ocupacionales [baja intensidad durante más tiempo (p. ej., en un turno completo)]. Sin embargo, dada la magnitud de la pérdida auditiva causada por el ruido que se ha detectado en los bomberos es posible que la exposición a ruidos incremente el riesgo de hipertensión y, posiblemente, la enfermedad cardiaca isquémica entre ellos [Tubbs 1995].
Las exposiciones al ruido que enfrentan los bomberos son obvias: sirenas, bocinas de aire, motores diésel y el rugido propio del incendio de una gran estructura. Durante operaciones de emergencia, se han medido niveles de ruido que superan los 120 decibelios [Tubbs 1995]. Estudios en grupos comunitarios y ocupacionales encontraron una asociación entre la exposición al ruido y la hipertensión, y posiblemente un vínculo con la enfermedad cardiaca isquémica [Van Kempen 2002; Davies 2005; Willich 2006; McNamee 2006]. Es importante resaltar que la exposición de los bomberos a los ruidos (de corta duración, alta intensidad) difiere de aquella estudiada en los grupos comunitarios y otros grupos ocupacionales [baja intensidad durante más tiempo (p. ej., en un turno completo)]. Sin embargo, dada la magnitud de la pérdida auditiva causada por el ruido que se ha detectado en los bomberos es posible que la exposición a ruidos incremente el riesgo de hipertensión y, posiblemente, la enfermedad cardiaca isquémica entre ellos [Tubbs 1995].
Humo de tabaco en el ambiente
En el 2006, la Dirección General de Salud Pública confirmó una relación causal entre la exposición al humo de segunda mano y mayores riesgos de morbilidad y mortalidad por enfermedades coronarias [USDHHS 2006]. Se calcula que cada año en los Estados Unidos ocurren 46,000 muertes cardiacas debido al humo de segunda mano [Cal/ EPA 2005]. Dado que no se prohíbe fumar en todas las estaciones de bomberos, la exposición involuntaria al humo del tabaco sigue siendo un riesgo cardiovascular para los bomberos.
En el 2006, la Dirección General de Salud Pública confirmó una relación causal entre la exposición al humo de segunda mano y mayores riesgos de morbilidad y mortalidad por enfermedades coronarias [USDHHS 2006]. Se calcula que cada año en los Estados Unidos ocurren 46,000 muertes cardiacas debido al humo de segunda mano [Cal/ EPA 2005]. Dado que no se prohíbe fumar en todas las estaciones de bomberos, la exposición involuntaria al humo del tabaco sigue siendo un riesgo cardiovascular para los bomberos.
Informes de casos
Los siguientes factores
se encuentran relacionados frecuentemente con las muertes cardiacas repentinas
de bomberos en el trabajo investigadas por NIOSH:
1. Chequeos médicos inadecuados a aspirantes o
miembros.
2. Insuficientes restricciones de trabajo tras la
identificación de afecciones específicas.
3. Ausencia de programas adecuados de
acondicionamiento físico o bienestar, o falta de participación en ellos.
4. Demora en el acceso a un desfibrilador externo
automático (DEA) o capacitación inadecuada sobre su uso.
5. La muerte repentina del bombero mientras maneja
su propio vehículo o uno del departamento de bomberos al responder a una
emergencia.
Los siguientes cincos
informes de casos describen las muertes de bomberos, a causa de episodios
cardiacos repentinos, que fueron estudiadas por el Equipo de Investigación de
Bomberos de NIOSH. Cada caso ilustra uno de los factores mencionados
anteriormente.
Caso 1—Bombero voluntario sufre muerte cardiaca
repentina durante un rescate en una zanja [NIOSH 2000]
Un bombero voluntario de
47 años, de sexo masculino, se desmayó luego de realizar una actividad física
agotadora durante un rescate en una zanja. A pesar de que los miembros de la
cuadrilla, el personal del servicio de ambulancias y de la sala de emergencias
del hospital administraron reanimación cardiopulmonar (RCP) y reanimación
cardiopulmonar avanzada (RCPA), el bombero murió. El certificado de defunción,
emitido por el médico personal del bombero, estableció el infarto agudo
de miocardio —comúnmente conocido como ataque cardiaco— como la causa
inmediata de la muerte. Los resultados de la autopsia correspondiente
incluyeron la presencia de una trombosis (coágulo de sangre) en una de sus
arterias coronarias, ateroesclerosis coronaria (placas) y fibrosis que
concuerda con ataques cardiacos previos. Antes de su muerte, el bombero no
tenía enfermedades cardiacas conocidas, aunque presentaba muchos factores de
riesgo de ateroesclerosis coronaria (CAD, por sus siglas en inglés) [AHA 2006].
Estos incluyen sexo masculino, mayor de 45 años, presión arterial alta
(hipertensión), colesterol alto, diabetes (no dependiente de insulina),
antecedentes de fumador y falta de actividad física. El médico de atención
primaria del bombero o no estaba al tanto de la actividad de su paciente como
voluntario o no tenía conocimiento de las directrices publicadas sobre la
autorización médica para que un bombero trabaje. Si se hubiesen seguido las
directrices actuales, estos factores de riesgo de CAD habrían sido
identificados en el programa de chequeos médicos del departamento de bomberos y
se habría realizado una prueba de esfuerzo [NFPA 2007]. Este departamento de
bomberos voluntarios, sin embargo, no exigía chequeos ni autorizaciones médicas
a sus miembros.
Caso 2—Bombero profesional sufre muerte cardiaca
repentina luego de finalizar una prueba de aptitud física [NIOSH 2001]
Un capitán de 55 años
tuvo que restringir sus actividades laborales por orden del médico del departamento
de bomberos luego de que no pasara la prueba de aptitud física ni el chequeo
médico debido a que presentaba CAD grave. El capitán fue examinado poco después
por su médico personal, quien lo autorizó a trabajar sin restricciones a pesar
de los signos de isquemia cardiaca inducida por los ejercicios (reducido flujo
sanguíneo al músculo cardiaco). El departamento de bomberos no exigía que su
médico aprobara las autorizaciones para regresar al trabajo firmadas por un
médico de atención primaria. Luego de presentar la autorización de su médico
personal al departamento de bomberos, el capitán se sometió nuevamente a la
prueba de aptitud física. Utilizando el equipo estructural completo, él realizó
las siguientes tareas: carga de mangueras, tracción de mangueras, arrastre de
maniquí, y conexión y desconexión de hidrantes. Durante estos ejercicios,
comenzó a tener problemas para respirar, pero continuó con la prueba. La última
parte de la prueba de aptitud física consistió en colocarse el equipo de
respiración autónoma (ERA) de 22 libras y subir 128 escalones. Luego de
terminar este ejercicio, el capitán salió de la torre para simulacros y
capacitación, dejó de responder a estímulos y de respirar, y no tenía pulso. A
pesar de que le administraron RCP y RCPA, el capitán falleció. La autopsia
estableció una arritmia cardiaca a causa de una isquemia
miocárdica debida a una "arteriopatía coronaria" como la
causa de la muerte. Según las directrices actuales, el médico personal del
capitán no debería haber dejado que retomara sus actividades laborales sin
restricciones [NFPA 2007].
Caso 3—Bombero profesional sufre muerte cardiaca
repentina y fallece durante un simulacro de incendio para capacitación [NIOSH
2003]
El 10 de abril del 2002,
un capitán profesional de 56 años, de sexo masculino, acarreó paletas y paja
para comenzar un simulacro de incendio para capacitación en un edificio de
departamentos de dos pisos. Cada una de las paletas pesaba cerca de 25 libras y
cada fardo de paja pesaba 50 libras. Luego de colocar los materiales en sus
lugares correspondientes, el capitán (vestido con el equipo estructural
completo y respirando aire a través de un ERA) terminó de prender el fuego para
el simulacro de incendio y salió del edificio. Poco después de quitarse el ERA,
se desmayó. A pesar de que le administraron RCP y RCPA, el capitán falleció. La
autopsia estableció la causa de la muerte como probable arritmia
cardiaca secundaria a enfermedad cardiaca isquémica causada por ateroesclerosis
coronaria grave. El capitán tenía los siguientes factores de riesgo de CAD:
sexo masculino, mayor de 45 años, antecedentes familiares de CAD, colesterol
elevado, falta de actividad física y obesidad leve. Dos meses antes de su
muerte, el capitán se sometió al chequeo físico anual realizado por un
consultorio contratado por el departamento de bomberos. El examen incluyó una
ergometría o prueba de esfuerzo en bicicleta en la cual el capitán duró 5
minutos y alcanzó el 81 % de su frecuencia cardiaca máxima, una capacidad
aeróbica de 27.4 mililitros por kilogramo por minuto (mL/kg/min) o 7.8
equivalentes metabólicos (METS, por sus siglas en inglés). El
electrocardiograma de 12 derivaciones que se realizó durante la prueba no
reveló cambios en el flujo sanguíneo al músculo del corazón (isquemia) y el
capitán recibió autorización para hacer todas sus actividades laborales.
Este departamento de
bomberos exigía que sus miembros se hicieran un chequeo médico anual, pero el
programa de acondicionamiento físico era voluntario. El capitán era uno de los muchos
bomberos que no participaban del mismo. Según los resultados de la prueba de
esfuerzo en bicicleta, la capacidad del capitán para hacer ejercicios estaba
por debajo de la que habitualmente se necesita para realizar las funciones
esenciales del combate de incendios estructurales [Gledhill 1992]. La capacidad
aeróbica relativamente baja del capitán no solo tenía implicaciones laborales,
sino que también aumentaba su riesgo de sufrir muerte cardiaca repentina
[Paffenbarger 1993; Sandvik 1993].
Caso 4—Jefe de bomberos voluntario sufre un
probable ataque cardiaco y muere luego de atender una llamada de servicio
[NIOSH 2004]
El 18 de noviembre del
2002, un jefe de bomberos voluntarios, de 50 años, de sexo masculino, respondió
a una llamada médica con su departamento de bomberos y luego respondió a otro
incidente relacionado con una alarma de monóxido de carbono en una residencia
particular. El jefe acudió solo a este segundo incidente y no encontró monóxido
de carbono. En cuanto regresó a la estación de bomberos, llamó por teléfono a
su esposa y le dijo que no se sentía bien. Ella llamó al 911, mientras el jefe
sacaba un cilindro de oxígeno y una mascarilla sin recirculación de aire del
camión de bomberos que se encontraba estacionado en el interior de la estación.
El jefe se estaba administrando oxígeno al 100% cuando llegó un técnico de los
servicios médicos de emergencia (EMT, por sus siglas en inglés). Unos 8 minutos
más tarde, perdió el conocimiento. Se le comenzó a administrar RCP, pero los
bomberos que estaban haciéndolo no tenían acceso a un DEA ya que el único que
tenía el departamento de bomberos se encontraba en la ambulancia que todavía no
había regresado de la llamada médica previa. El DEA de la ambulancia de un
departamento de bomberos vecino llegó al lugar unos 15 minutos después de que
el jefe le hablara de los síntomas a su esposa, cerca de 12 minutos luego del
arribo del primer bombero/EMT a la estación y unos 5 minutos después de que el
jefe perdiera el conocimiento. Se adhirió el DEA al jefe y se administraron
cuatro descargas. A pesar de la RCP y la RCPA que se le administraron en el
lugar, durante el traslado al hospital y en la sala de emergencias del
hospital, el jefe de bomberos murió. La autopsia reveló arterioesclerosis, con
un 95 % de oclusión de la arteria coronaria principal izquierda y un 90% de
oclusión de la arteria coronaria derecha. El acceso rápido a un DEA es
probablemente el factor decisivo más importante en el resultado de un paro
cardiaco con fibrilación ventricular extrahospitalario [Stiell 1999a, b].
Caso 5—Jefe de bomberos profesional sufre muerte
cardiaca repentina al regresar a la estación de bomberos luego de un incendio
estructural [NIOSH 2005]
El 13 de diciembre del
2004, un jefe de bomberos profesional, de 56 años, de sexo masculino, respondió
a tres llamados de incendios, incluidos dos residenciales y uno comercial.
Luego del último incendio, el jefe regresó a acordonar el lugar. Mientras
manejaba el camión de rescate de regreso a la estación de bomberos, se desmayó.
El camión se salió del camino, chocó con una alcantarilla y se detuvo. Testigos
llamaron al 911 y sacaron del camión al jefe. A pesar de la RCP y la RCPA que
le administraron transeúntes, miembros de la cuadrilla, paramédicos del
servicio de ambulancias y personal de la sala de emergencias del hospital, el
jefe de bomberos murió. El certificado de defunción, emitido por el ayudante
del investigador de la causa de muerte, estableció el paro
cardiorrespiratorio debido a enfermedad cardiovascular
ateroesclerótica (ASCVD, por sus siglas en inglés) como causa de la
muerte. No se hizo una autopsia. Este caso ilustra que la incapacitación
repentina de un bombero mientras realiza tareas críticas (p. ej., conducción,
extinción de un incendio, rescate, etc.) pone en peligro la seguridad no solo
de sí mismo, sino también la de otros bomberos y civiles.
Conclusiones:
Esta información solo es
parte del informe de la NIOSH, pero con solo leer esto nos damos cuenta de la
importancia de trabajar con los elementos de seguridad, porque no se vea mucho humo, no significa que el
aire sea acto para respirarlo y nos hagamos los superman. Del acondicionamiento
físico que deben tener los bomberos Voluntarios, ¿que por ser voluntarios quedan
exentos de sufrir un paro cardiaco? , sino también los cuerpos de bomberos
dependientes del estado.
No podemos caer en el viejo dicho “de que con mi vida hago lo que quiero”, o que “de algo hay que morirse” , porque este tipo de situaciones
representan un peligro para sí mismos, sus compañeros y a los civiles a los cuales supuestamente
uno va a ayudar.
Es una obligación personal y de la institución una mínima preparación
física y análisis médicos obligatorios,porque este tipo de situaciones se
pueden evitar.
Que importante informacion espero que muchos se tomen su tiempo y lo lea.
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